Las estructuras de hormigón armado se deterioran por ataques sobre el propio hormigón o por la corrosión de su armadura. La presencia de contaminantes, como el dióxido de carbono atmosférico y los cloruros, provocan este deterioro, ya que favorecen la oxidación del acero.
En concreto, estos dos fenómenos -carbonatación del hormigón y ataque por cloruros- hacen imprescindibles las tareas de mantenimiento continuado a lo largo de la vida de la estructura y, por tanto, un coste adicional.
Para hacer frente a todo ello, PROPAMSA utiliza los inhibidores migratorios de la corrosión, que ofrecen una protección adicional al hormigón frente a los agentes externos dañinos que pueden comprometer la estabilidad de su estructura. Se trata de los morteros técnicos más avanzados del mercado: PROPAM® REPAR TECHNO 40 MCI® y PROPAM® REPAR TECHNO FLUID MCI®.
Con el empleo de inhibidores migratorios de la corrosión, una vez que el inhibidor migratorio llega a la armadura, mediante atracción iónica forma una capa monomolecular que reacciona con la superficie del metal, protegiéndolo activamente contra la corrosión.
Estos morteros cumplen con los requerimientos de las normas EN 1504-3 clase R4, EN 1504-2 y EN 1504-7, han formado parte de diversos ensayos de corrosión acelerada que han acreditado cómo retrasan la iniciación de la corrosión por carbonatación al menos seis veces frente morteros tradicionales; y mejoran la concentración crítica de cloruros hasta valores muy superiores a los habituales en morteros tradicionales u hormigón.
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La construcción sostenible se ha convertido en un objetivo para los propietarios de todo el mundo.
Si bien se ha prestado mucha atención a reducir el uso de cemento y minimizar el consumo de
energía y agua, un aspecto que a menudo se pasa por alto es la durabilidad y la vida útil de la
estructura final. Sin embargo, este es sin duda uno de los parámetros clave que influyen en la
sostenibilidad estructural.
Por tanto, una adecuada protección de la armadura afecta directamente a los costes de
mantenimiento, ya que la corrosión de las barras de refuerzo es la causa de costosas reparaciones,
pérdidas económicas, accidentes e incluso muertes. Es crucial, por tanto, extender la vida útil
de las estructuras nuevas y existentes; y retrasar de manera proactiva el inicio de la corrosión y
mantener las tasas bajas después del inicio.